La gestión de activos empresariales (EAM, Enterprise Asset Management) es el tratamiento de todo el ciclo de vida de los activos físicos de una organización con el fin de maximizar su valor, abarcando todos los procesos desde la incorporación (diseño y adquisición) hasta la desincorporación de los mismos. Este enfoque, aún siendo más amplio que la gestión del mantenimiento, sigue teniendo un gran componente reactivo.
La incorporación de una visión estratégica en la gestión de activos permite a los directores, CEOs y CFOs, decidir dónde y cómo invertir de un modo más óptimo el capital empresarial para lograr los objetivos estratégicos de la empresa.
Gestión de Activos Empresariales (EAM)
Cualquier empresa con un número elevado de activos se puede encontrar con que un fallo en uno de ellos puede resultar en tiempo de inactividad, lo que, además del coste de su reparación o sustitución, puede provocar una pérdida en la producción (lucrocesante) o incluso una mala atención al cliente, lo que puede derivar a la larga, en pérdidas económicas.
Esto es solo un ejemplo del impacto que los activos tienen directamente sobre la cuenta de resultados y, por tanto, en la consecución de los objetivos empresariales. La gestión de activos empresariales permite reducir costes y mejorar la productividad, para extender la vida útil de los activos y, en general, para maximizar el retorno de inversión de cada activo.
A diferencia de la gestión del mantenimiento, la gestión de activos empresariales no se limita a un fase de la vida del activo (vida útil), si no que afecta a todo el ciclo de vida. Del mismo modo, no tiene un carácter predominantemente reactivo. Un EAM permite planificar, ejecutar, analizar y optimizar todas las actividades de mantenimiento.
En todos y cada uno de los puntos la gestión de activos ha de considerar los recursos humanos: se diseña y se construye para personas y, en última instancia, por mucha automatización que exista, la explotación y el mantenimiento lo hacen personas.
La gestión de activos sirve para controlar y prevenir todos los activos, pero también puede utilizarse con el fin de hacer una mejora continua en la gestión que derive en menos costes, menos tiempo de inactividad de los activos o un uso más eficiente de estos.
EAM ligado a la estrategia
La gestión estratégica de activos trabaja para diseñar y alinear las políticas de gestión de activos físicos con la estrategia y los objetivos generales de la empresa. Facilita la toma de decisiones en los órganos directivos, pero necesita información proveniente de los activos en la zona de operaciones.
La información que proporcionan las herramientas EAM permite no solo mejorar la productividad de los activos, si no que pueden generar cambios en la propia estrategia de la empresa o incluso alterar los modelos de negocio. Si se ejecuta correctamente, la gestión estrategia de activos puede, además de producir importantes ahorros, ayudar en la generación de ingresos directos e indirectos.
Para provocar un impacto real en las decisiones estratégicas de los órganos de dirección, las herramientas de gestión estratégica de activos tienen que ser capaces de traducir la información técnica extraída de la explotación de los activos en términos financieros: impacto en el balance, la cuenta de resultados o el flujo de caja.
La gestión de riesgos es también una pieza importante de la gestión estratégica de activos: riesgos por inactividad, de seguridad, medioambientales o legales. Estos riesgos pueden afectar a la cuenta de resultados por pérdidas de productividad o incluso por sanciones económicas. Un mapa de riesgos legales permite, por ejemplo, evitar requerimientos y sanciones, pero también conocer el valor real de la compañía.
Tecnología para la gestión estratégica de activos
A menudo se confunde el mantenimiento de activos con la gestión, y la gestión estratégica, de activos empresariales. Como hemos comentado, existen diferencias entre estos conceptos y, por tanto, las herramientas y la tecnología utilizadas en cada caso también varían. Las principales diferencias entre los EAM y los CMMS derivan del alcance de los conceptos: EAM tiene un enfoque más global en todo el ciclo de vida del activo, mientras que CMMS tiene una perspectiva mucho más operacional.
Un sistema de gestión estratégica de activos empresariales debe incluir aplicaciones de gestión globales, integrándose con las fases de diseño y construcción de los activos e incluyendo herramientas desde la gestión de proyectos constructivos hasta la gestión del mantenimiento, la seguridad o la eficiencia energética, entre otras muchas.
La incorporación además de nuevas tecnologías, como una potente analítica de datos, inteligencia artificial, aplicaciones móviles o el internet de las cosas (IoT). Estas tecnologías permiten mejorar la toma de datos en todo el ciclo de vida en tiempo real, visualizarlos de un modo comprensible y accionable y usarlos pare realizar modelos digitales, simuladores y análisis predictivos.
Por último, la metodología BIM permite integrar a los diferentes actores y disciplinas que participan en el ciclo de vida del activo, interoperando con ellos a través de ficheros de intercambio IFC (Industry Foundation Classes).
Retain EAM: la eficiencia en la gestión de activos
Retain es una completa plataforma de gestión estratégica de activos empresariales que pone el activo en el centro del modelo de gestión. El modelo en 4 capas AIE+TI permite abordar la gestión estratégica de activos en torno a 4 ejes principales:
- Cadena de valor
- Procesos
- Riesgos
- Sostenibilidad
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